El poder de la sincronía.

979Fx900y900En 1665 el científico holandés Christian Huygens colgó, uno junto a otro, dos relojes de péndulo. Y, como esperaba, vio que los péndulos, inicialmente desincronizados, no tardaban en balancearse al mismo ritmo. Y que ese mismo ritmo lo mantenían obcecadamente con una perfección que estaba muy lejos de poder explicar cualquier ley mecánica.
Ahora sabemos ya que esa búsqueda de una mutua sincronización es una ley generalizada que opera a todos los niveles.

Así, se ha atestiguado que es una demostración corriente coger dos células del corazón que latan a un ritmo distinto e irlas aproximando. Pronto se percibe que van cambiando de ritmo y, cercana ya una célula a la otra, acaban por unificarlos.

amor-corazon-745309Uniendo parejas.

Un experimento metafísico que todos podemos hacer es el siguiente: se cruzan las manos de forma que una mano note con los dedos índice, medio y anular su propio pulso y con la otra mano y los mismos dedos trate de notar el pulso de su pareja o de aquella persona con la que se quieres “sincronizar” (es más fácil hacerlo que explicarlo). Notará que su pulso puede estar a diferente ritmo que el de la otra persona pero seguro que algún latidosincronizando los corazones coincidirá sincronizado, es el momento en el que ambos toman aire y se separan despacio. Si tienen la ocasión pueden de nuevo repetirlo más tarde y verán que las coincidencias cardíacas serán más concertadas.

Aunque les pueda parecer de manual de “magufo”, les aseguro que desde ese momento estarán más de acuerdo en sus argumentos y por que no, en sus diferencias.

Alimentos.

santa-cruz-la-recova-Mercado-municipalEs muy común oír decir a una persona que se le comprará una comida especial para su enfermedad. El clásico caldito de pollo que todas las abuelas recomiendan para su nieto que está resfriado, casi siempre es una barbaridad. Seguro que el cuerpo de su nieto (si no está mal acostumbrado) sabe que cuando tiene fiebre o un resfriado lo que menos quiere el cuerpo es comer. Necesita todas sus energías para curarse y tener que hacer la digestión, es probable que dificulte la curación del chaval. Igualmente comprar alimentos exóticos o hacer zumos o bebidas llenas de energía quizás nos hace perder de vista la sincronicidad de la persona con su entorno.

Es el momento de comer lo que produce tu tierra, la fruta de temporada, quizás la más barata mercadoporque no tendrás que pagar fertilizantes caros ni transporte porque la produce el agricultor del barrio y de alguna manera está en “sincronía” contigo.

Recuerdo que en Sevilla una sudamericana después de pasar por muchos análisis y pruebas nadie encontraba el porqué de su debilidad, no tenía una enfermedad grave, no presentaba ninguna gran carencia de vitaminas ni minerales pero estaba cansada. Le pregunté sobre sus costumbres dietéticas y me comentó que las tuvo que cambiar al venir a Europa porque no encontraba los alimentos a los que estaba acostumbrada.

En esta ocasión le recomendé que consiguiera en sitios especializados de alimentos o incluso pidiéndolo a su tierra la comida típica de su país, para que el cambio a la dieta mediterránea fuera más lenta y durante un tiempo combinó ambos tipo de alimentos. Al final volvió esa fortaleza que le había abandonado.

El alimento no sólo tiene sincroniaseparacion02las vitaminas y minerales que se pueden medir. Actualmente no tenemos un instrumento que pueda medir la sincronía, la energía, el ritmo y que se yo que te puede proporcionar el alimento de tu zona, de tu pueblo.

Esto no quiere decir que no nos adaptemos a la comida que se consuma en el sitio a donde nos mudemos. Recuerdo que estuve unos mese viviendo en Holanda y te aseguro que el gazpacho y el “pescaito” frito que comía en Andalucía, no servía para el clima tan extremo y diferente que encontré allí.

Salu2 Manuel

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